Cuatro días después de esa reunión entre Anaya y el rey, Argentina anunciaba que había firmado un convenio para retomar la venta de carne a España, que había estado paralizada durante seis años. El acuerdo, alcanzado durante una visita a Madrid que realizaron responsables de la Junta Nacional de Carnes, implicaba en principio la venta de cuatro mil toneladas de piezas vacunas para el mercado español, por unos tres millones ochocientos mil dólares.
Martínez de Hoz llegó a España el 22 de julio de 1976, pocas semanas después de firmado el acuerdo. Durante su visita, el funcionario argentino se paseó por los despachos más importantes e influyentes del país. Entre ellos, el del rey Juan Carlos, con quien se reunió en la mañana del 23 de julio, y el gobernador del Banco de España, Luis Coronel de Palma. También se reunió en privado con el banquero Alfonso Escámez (presidente del ya desaparecido Banco Central) a quien le prometió que la dictadura argentina le devolvería la sucursal que había sido expropiada por el gobierno de Héctor Cámpora en 1973.
La Junta Militar también mantuvo contactos con el dueño del banco Santander, Emilio Botín (padre), a quien también prometió devolverle las dos filiales expropiadas por Cámpora. De hecho, durante la visita de Martínez de Hoz el diario Informaciones reveló que "en la última Junta General de Accionistas" del Santander, Botín se había referido al "futuro y perspectivas económicas en la Argentina" de la siguiente manera: "Después de los recientes acontecimientos políticos acaecidos en aquel país, tenemos fundadas esperanzas de que se volverá a la prosperidad del pasado, pudiendo asegurar que nuestra organización allí, que incluye cerca de 500 empleados y nueve sucursales, está plenamente preparada para participar en el resurgimiento de aquella gran nación. El nuevo Gobierno argentino nos ha ofrecido devolvernos las sucursales de Córdoba y Rosario que nos fueron expropiadas en 1973. Estamos en estos momentos concretando las condiciones en que ha de efectuarse dicha devolución".
Como los tiempos de Martínez de Hoz estaban ajustados, el Luis Coronel Palma se ocupó de que el ministro tuviera la posibilida de aprovechar al máximo las 48 horas que estuvo en España y le organizó un almuerzo en el que logró reunir en un mismo comedor a lo más selecto del sector público y privado español. Según la nómina de invitados que poco después fue enviada a la Junta Militar, esuvieron presentes 64 personalidades españolas, entre las que figuraban los ministros de Comercio, Industria y Hacienda, así como los presidentes de los principales bancos de la época y un importante número de empresarios, detalla Público.es.
La reunión en Buenos Aires
Los documentos indican que los representantes de ambos países volvieron a encontrarse el 1 de diciembre de 1976, esta vez en Buenos Aires. Ese día comenzaron las conversaciones secretas entre Martínez de Hoz y el ministro de Comercio español, José Lladó, que había designado por el presidente Adolfo Suárez para negociar un millonario acuerdo con la dictadura militar argentina. Las negociaciones duraron 72 horas y, al final, se firmó un documento conjunto, en el que ambos estados se comprometieron a "poner en práctica un programa de cooperación económica y financiera" por el cual España vendería a Argentina "bienes de equipo, barcos de características especiales, dragas y otros elementos flotantes, así como equipos de carga y descarga para puertos, locomotoras y demás material ferroviario, y otros equipos y plantas industriales" por un valor global de 290 millones de dólares.
Pero, para que todo resultara más fácil, el Banco Exterior de España se comprometía a establecer "una línea especial de crédito" que permitiría "amparar compras argentinas por un valor máximo de 150 millones de dólares". Además, España accedía a otorgar a Argentina "un crédito en condiciones concesionarias por valor de 50 millones de dólares". "Parte de este crédito será utilizado para colaborar en el desarrollo de la industria naval argentina", agrega el informe secreto.
El 3 de diciembre, ambas delegaciones firmaron el "Protocolo de Cooperación Comercial y Financiera entre la República Argentina y el Gobierno de España", un documento que llevaba el sello de "confidencial" y en el que se establecían los pasos a dar por cada país. Por un lado, la dictadura se comprometía "en el plazo más breve posible" a firmar contratos con la empresa Astilleros Españoles para la construcción de "dragas y remolcadores de diversos tipos y eventualmente otro tipo de buques a sugerencia de la Secretaría de Estado de Intereses Marítimos", por un valor aproximado de 140 millones de dólares. Además, el Gobierno Militar garantizaba que se otorgarían "las máximas facilidades" para que las instituciones y empresas del sector público o privado argentino adquiriesen a España "bienes de capital por un valor de 150 millones de dólares" que serían financiados mediante la línea de crédito otorgada por Madrid.
El mejor momento
Entre el 22 y el 27 de abril de 1977, una delegación militar argentina encabezada por el capitán de navío Raúl Francisco Bondoni, viajó a Madrid para firmar una serie de contratos "para la provisión por parte de Astilleros Españoles de un tren de dragado, dique seco, seis remolcadores de diversos elementos flotantes y material portuario de apoyo por un valor aproximado a los 220 millones de dólares", según se desprende de otro de los documentos reservados.
Los distintos informes elaborados por la embajada de Argentina en España dan cuenta de que las relaciones comerciales entre ambos países alcanzaron su máximo histórico en plena dictadura. En 1977, por caso, la COnsejería Económica de la Embajada destacaba en un informe que ese año se produjo "un notable incremento del comercio global que alcanza los 450,8 millones de dólares, cifra que no registra precedentes hasta el presente". También subrayaba que el comercio entre España y Argentina "ha mantenido, en general, una tendencia creciente, que se ha producido por el aumento conjunto de las importaciones y exportaciones españolas a nuestro país". En este periodo, el comercio global pasó de U$S 14,7 millones en 1961 a U$S 450,8 millones en 1977, un crecimiento anual promedio del 23,8%.
Fuente: Infonews